Esa máscara que con nuestra "hipotética maduración" vamos desarrollando y perfeccionando hasta límites insospechados (en este momento recuerdo aquel libro que tanto me han recomendado y que aún no he leído: "El caballero de la armadura oxidada" de Robert Fisher). ¿Habéis sentido alguna vez el deseo de volver a ser niños, o al menos, volver a sentiros como niños? Es una pena que la sociedad nos tienda la mano para escondernos tras máscaras que representan un ideal social y no un ideal personal.
Por ello la educación, en general, debe abrir su mente pedagógica y no crear máscaras a nuestros niños sino potenciar el "YO" de cada uno y el conocimiento del "EGO". O más que potenciar, simplemente continuar lo que el niño ya sabe de serie: a no esconder sus sentimientos y a expresarlos a través de su cuerpo.
Y en esto, la Educación Física tiene las herramientas idóneas para su consecución. No podemos abandonar los contenidos generales que desarrollamos en nuestra área pero, teniendo en cuenta que cada vez es menor el tiempo de dedicación a la Educación Física escolar, debemos comenzar a proponer nuevas formas de organizar nuestras clases.
Con esta idea se inició la programación del área el curso pasado en mi centro (http://elpuchesemueve.blogspot.com). El conocimiento emocional se convirtió en pilar del resto de contenidos a desarrollar, aprovechando el mínimo de horas para el máximo rendimiento social.
Hoy he estado buscando información sobre expresiones faciales. Merece la pena que sigáis algunas intervenciones del psicólogo Paul Ekman, pionero en el estudio de las emociones y sus relaciones con la expresión facial, distinguió entre emociones primarias y secundarias a través de un análisis (1972) de los nativos de la tribu Papúa de Nueva Guinea.
Expresiones faciales universales: Paul Ekman por raulespert
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