jueves, 30 de agosto de 2012

Escuela Emocional y Escuela Académica

La sociedad avanza a un ritmo tan rápido que son muy escasas las oportunidades que nos brinda de detenernos y mirarnos hacia dentro para cuestionarnos por nosotros. ¿Cómo estoy? ¿qué me sucede?, o lo más difícil ¿CÓMO SOY?. Deberíamos poder
 dar respuesta a estas preguntas con facilidad, pero no disponemos de las herramientas adecuadas al igual que, muchas veces, nos falta vocabulario para expresar nuestro estado de ánimo o el de los demás.

Una educación académica y una educación emocional deben ir unidas de la mano, pero no podemos avanzar sin la formación y preparación adecuada del profesorado. 
Lo ideal sería que, a lo largo de nuestra formación, los órganos competentes de regular la educación en el país dejaran a un lado los intereses en formar ciudadanos politizados y comenzaran a pensar en formar únicamente PERSONAS. Porque esta debería ser la finalidad de la educación: formar personas para convivir en una sociedad con aspiraciones reales de futuro laboral. Por contra nos venden que cuánta más formación académica tengamos más oportunidades se nos abrirán.

La imperfección de nuestro sistema educativo no es otra cosa más que otra muestra de la sociedad de alarma en la que vivimos. Una sociedad que cada día nos aprieta más, nos pide más, nos estresa más y, finalmente, nos enferma mas. 
Porque, además, no estamos preparados emocionalmente para soportar este estado de angustia continua: la crisis económica, el hambre en el mundo, la falta de trabajo, la sombra del capitalismo y del consumismo y, si nos queda tiempo, en algún momento pensar en nosotros.
Y cuando nos miramos nos damos cuenta de que pasa el tiempo, de las cosas que me faltan por hacer, que las prioridades de uno siempre pasan a un segundo plano, que tenemos miedos, dudas, incertidumbre y, sobre todo, que sentimos cosas a las que no sabemos poner nombre. ¿Y por qué no sabemos ponerle nombre? Simplemente porque nadie nos ha enseñado a ponérselo.
Menos mal que la sociedad actual ha conseguido reducir a mínimos el nivel de analfabetismo académico, porque así de mayores podemos comprarnos libros de autoayuda. Menos mal que está tremendamente preocupada por reducir el analfabetismo digital, porque así podemos leer por Internet páginas de desarrollo emocional como la que estás leyendo. Lo mismo, si le queda algo de tiempo, algún día se decidirá a reducir el analfabetismo emocional para así no tener que esperar a ser mayores para comprendernos.



La escuela emocional por raulespert

No hay comentarios:

Publicar un comentario